7/8/10

PALABRAS DE ESPECTADORES XVII (2010)

Felicito tanto a Verónica y a todo su equipo por el maravilloso regalo que nos hacen al haber generado una obra como Voto de silencio. Es una historia sumamente conmovedora. Una historia de amor pero no de las clásicas del tipo “de chica conoce a chico y se enamoran y ya” sino que uno de los mayores aciertos, a mi entender, es que esta obra pone el foco en esos seres simples, sencillos, a los que casi nunca se les presta atención porque transcurren sus vidas cotidianas sin mayores estridencias…. Casi en silencio. Quizá esto mismo fue lo que movilizó a Verónica para contarnos esta historia… No lo sé. Pero lo que sí se es que con muy pocas palabras los actores transmiten, con una sutileza y una holgura casi mayúsculas, todo un universo completo acerca de lo que les pasa a sus personajes con el otro. Vemos en escena así seres tan humanos. Y tan encantadores, además.

Por momentos, esta obra expele poesía, ya que han sabido capturar tan bien el clima de los distintos momentos. Es como si, en ciertas escenas, hubiesen capturado la sutil intensidad de lo que sucede para dejarlo allí, como atrapando la magia y depositarla en ese escenario, para que flote en el aire…. Capturando esos momentos, como fotos. Como la poesía misma. Y deleitándonos a todos nosotros, los espectadores. Claro está, que ayudó muchísimo para esto el trabajo del iluminador, que supo pintar tan bien con su paleta de colores los distintos matices que posee todo el transcurrir de un día… Y esos grillitos allí afuera, cuando cae el sol, sonando. Y esos pajaritos cantando al amanecer. Todo, todo está muy bien cuidado.

Y como dije al comienzo de estas líneas, Voto de silencio es un espectáculo conmovedor. Una simple historia chiquita, y por esto mismo, universal, y enorme. Es imposible no verla y salir movilizado y agradecido después de ser testigos de esta historia de amor.

Marcelo Saltal

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