7/8/10

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Historia de un deseo

Obra con dramaturgia y dirección de Verónica Mc Loughlin

Así, como cajas chinas es Voto de silencio. Es una pequeña habitación que guarda un deseo.
Adentro de la habitación hay una valija. Adentro de la valija hay una mujer joven. Y adentro de la mujer joven está el deseo. La historia se podría contar, también, como el proceso de apertura de cada una de las cajas, hasta que el deseo es liberado.
La habitación, a su vez, está dentro de una casa. Alrededor de la casa hay sonidos. Pasan las horas del día y eso es gran parte de lo que pasa. Se oyen los ruiditos de la tarde, de la noche, de la mañana; la luz cambia, el cuarto respira como un personaje más. Adentro de la habitación hay silencio. Pero poco a poco ese silencio comienza a ser intervenido: además de la mujer, hay un hombre, el dueño de la casa. Si bien ellos entran y salen, la mirada se limita al interior del dormitorio, y es muy interesante cómo el espectáculo se construye prescindiendo de todo lo demás. La obra es lo que pasa allí, y también lo que no pasa: la intimidad de esa mujer, su recato, su entusiasmo secreto, su deseo contenido, lo que hace a solas, lo que hace cuando está él, lo que hace él mientras ella duerme. Y también el cuarto vacío cuando no están ahí.
El personaje masculino es el que trae a escena el resto del mundo; las imágenes del barrio, del pueblo, del resto de la casa. También es el que rompe el silencio, y la quietud; el que incorpora la materia (porque ella es tan ligera que cabe en una valija). El hombre irrumpe con su rudeza en ese pequeño universo íntimo que es ella, y lo que se produce en ese cruce fantástico es de una enorme ternura.
Como todo lo pequeño, este espectáculo administra con inteligencia cada recurso: las miradas, los gestos, sonidos, silencios, las palabras, los objetos. La economía de la puesta y de la dramaturgia, permiten poner en valor cada detalle, obligan a afinar la mirada. Detrás de las paredes de ese espacio, por fuera del tiempo del relato, se adivinan en los personajes dos universos intensos, que seguramente alcanzarían para escribir otras cuantas obras. Pero aquí se elige mirar desde las paredes quietas de un dormitorio, lo pequeño y cotidiano, la historia de un deseo que viaja adentro de una mujer, adentro de una valija; un deseo que está dentro de una habitación, y que allí se queda, hasta que se realiza.

Sol Lebenfisz



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