30/6/10

PALABRAS DE ESPECTADORES XV (2010)

6 intentos de hablar sobre el silencio

1. Grillos.

No recuerdo si lo leí o lo escuché, pero en todo caso no importa. Digamos, simplemente, que cierto día una voz me hizo llegar una hermosa teoría. Decía: que gracias a las vibraciones que las patas de los grillos producen (sí: el famoso cri, cri) se puede llegar a calcular la temperatura. Siguiendo esta lógica, el tiempo ambiental es fácilmente deducible gracias a una operación matemático/biológica que consiste en dividir la cantidad de “cris” que se suceden durante un minuto por un determinado número (que en este momento no me acuerdo). En Voto de Silencio, hay grillos, hay “cris” y hay minutos. Cuando llega la noche, la luz azul pasa por la ventana y los grillos impregnan el ambiente sonoro para marcarnos la temperatura exacta de la escena, la temperatura de la noche. Se toman su tiempo también para darle la calidez a los sueños de la protagonista (que duerme, silenciosa, pero con sonrisa cálida) sobre el rítmico silencio de los insectos.

2. Sístole y diástole.

Otra anécdota entre ciencia y arte: el compositor norteamericano John Cage quiso experimentar el silencio absoluto. Como músico, quería distinguir lo que era estar en un lugar en donde no se escuchara nada, absolutamente nada, ni siquiera los grillos. Para ello, ingresó en una cámara anecódica (una cámara que produce el silencio absoluto) y se quedó en ella por un tiempo. Para su horror o alivio (no lo sabemos ni lo sabremos), llegó a la conclusión de que el silencio absoluto no existe ya que, a los minutos de encontrarse en el interior del receptáculo, no podía parar de escuchar como su corazón bombeaba la sangre a todas las venas y arterias de su cuerpo. Ana, está callada y su cuerpo, sus movimientos, hablan mejor que cuando su boca se mueve y exhala palabras. Ella sólo habla para callar lo que su cuerpo está gritando en cada momento, en cada movimiento de su sangre.

3. Cuaderno.

¿Qué pasó con el cuaderno que dice? Las mejores palabras que Ana escribe son las puntadas que da sobre las telas que cose, haciendo el contrapunto al azul de la noche que entra por la ventana; haciendo sombra sobre la fría sombra de la pared; haciendo el contratiempo a los grillos que se cuelan sobre el parlante. El cuaderno es el pasado y el futuro a la vez. Sin embargo, Ana es como el silencio: puro presente. Por eso no destruye su cuaderno cuando decide al autoexiliarse en su propio equipaje, en su propio lenguaje. Decide dejarle a su hombre la dura tarea de decidir qué hacer con las palabras de lo que pasó y pasará. Ana con el cuerpo, con el presente. Porque el pasado y el futuro pertenecen a los demás y el presente a nosotros, los espectadores.

4. Bicicletas.

Es la máquina perfecta. En ella mecánica y cuerpo se funden para permitirnos avanzar más rápido. Juan, las arregla y por eso sabe también que para que esa máquina funcione a la perfección, las correas de transmisión, los engranajes deben estar aceitados. Debe esperar también a que los movimientos de su amada se sincronicen (primero con rueditas) y pedaleen sobre los objetos que él mismo le va colocando a su alrededor. La campanita en la puerta (“hay que mejorar este sistema” dice), la maleta en la ventana, la frazada antigua, el mate y las tostadas, el escritorio, las cortinas, la ropa para el trabajo, los cuadritos en la pared, los cuentos por la noche, la cama, las palabras, el vestido y el beso. El beso que es la confirmación de que Ana, ya sabe manejar la máquina y avanzar sin rueditas hacia el destino que desee.

5. Elecciones.

El voto es una esperanza. Es el juego al que los ciudadanos se someten para elegir a sus representantes. Ana está en el cuarto oscuro y decide autometerse en su propia urna para que su representante (su intermediario) la lleve por el camino de sus deseos. Ana se vota, se arroja a su ambición de que otros la conduzcan en el camino de su propio silencio. La dictadura de Dios pierde por Balottage con el hombre. Juan, por el contrario, es un demócrata: sondea las sonrisas y los gestos para ganar su representación en el mundo de Ana. Sabe que ante la menor tentativa dictatorial de su lenguaje, su(s) votante(s) se irá(n) rápido, tan como los recuerdos de los sueños que se nos esfuman al despertar.

6. Silencio.

Meter en la valija todo, incluso a uno mismo y partir en la oscuridad. Luego, el grito del tren, la bestia moderna que nos ensordece y no nos deja escuchar lo que tenemos para decirnos a nosotros mismos. Ser llevado hacia un lugar en donde el silencio es igual a pájaros cantando y a grillos rítmicos. Luz azul, luz naranja y el transcurrir de los días. Romper el silencio con un beso.

Federico Docampo

No hay comentarios:

Publicar un comentario