10/7/09

MARIANA SUENA

“En una casa, las ventanas, las puertas, son usadas por su vacío, así nos enseña lo que no es a usar lo que es” Lao-Tse.
El ritual de hacer nacer imágenes
El recuerdo de los ensayos de noviembre.
El ritual de hacer nacer imágenes, el intento de la comprensión, del armado del lenguaje,
El todo es un beso, un beso que todavía no vimos, la nada es todo ese silencio que hay que construir.
La distancia de las bocas que comienza con la obra vista desde el ensayo. Bocas lejanas, roles de bocas que todavía no van a besarse.
Recuerdo que el silencio se construye de a poco, se va armando de a retazos de tiempo sin sonido. Recuerdo que lo primero que vi fue un beso.
El silencio espeso, contiene lo oculto, precede el momento importante. Es un silencio cargado de veintipico de escenas. Hay un silencio, y unas escenas en él.
Ana y Eduardo se besan en mi imaginario.
¿Qué hay antes de cada contacto entre dos seres? ¿Qué hay antes de cada mínimo gesto?
El beso de ella antes era irse de un pasado.
El beso de él era permitirse el espejo cotidiano.
El beso de los dos no es ninguna de estas cosas. Aún no existe, y no sé lo que es.
Pensaba en la cercanía, en lo difícil de la construcción de uno en la cercanía.
Ana y Eduardo hablan de las distancias, de cómo construir lo cercano.
El deseo antes que la boca. El deseo en el silencio. El silencio en los cuerpos.
Recuerdo actores cerca de sus personajes.
Recuerdo personajes cerca de sus personas.
Recuerdo a todos mirando lo que será en lo que no es.
Del silencio al todo, el voto de silencio de los que vemos, lo que callamos para dar lugar a lo que decimos.
Recuerdo una escena cuadrada más que redonda.
Un silencio solemne, y risas contenidas.
Recuerdo la insistencia en el ritmo, la insistencia en la alegría.
Recuerdo las paredes, que en la de atrás veía un camino, pero llegando hacia el rincón había una estación de tren... y luego el cuarto de una casa…

Mariana Gianella

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